Aparcado en mitad de la noche frente a la ventana de mi cuarto y también frente a la ventana del cuarto de mi madre un interminable parpadear de luces de cigarrillos dentro de aquel coche siniestro me estaba anunciando desde que esa tarde en mi barrio se deshizo en oscuridad que la amenaza muda que recibí de Truman el Sordo . . .