La pasada madrugada murió la madre de un amigo. No era una madre cualquiera, como su hijo no es un amigo cualquiera. Él y yo compartimos los años de la niñez y la adolescencia en el colegio Puertosol. Era un chico formal, tímido y extrañamente seguro de sí mismo. Con el tiempo . . .
El desierto
o la imposible redención
El viento de fuego abrasaba su piel y le mantenía vivo y alerta. La vasta extensión de arena que se extendía ante su vista era la alegoría de la superación del sufrimiento por la voluntad que él buscaba cuando se adentró solo en aquel desierto tétrico. Siempre tuvo la remota sospecha de . . .
No las hagáis enfadar
ganaos su respeto y respetadlas siempre.
Él era un ejecutivo competente y de éxito, apuesto, de mediana edad. Su camino hacia el éxito nunca se vio entorpecido por la menor vacilación sobre su seguridad ciega en sí mismo, siempre superior a la torpe percepción de sus méritos verdaderos, y desde luego muy superior a estos. Había . . .
Un sueño
O no, da igual
El hombre de la tez morena se inclina sobre la cuna y acaricia brevemente la cara sonrosada del bebé. Sus ojos se pasean por la diminuta figura, contemplándola con ternura. Y comienza a susurrarle como si estuviera cantando una nana, pero en realidad le está hablando dulcemente.
‘Hijo mío, . . .
Como siempre
Como nunca más
Mi fino olfato de perro callejero me lleva hacia ti atravesando el manto brumoso y tenue de la noche. Merodeo por tus contornos y suplico con la mía una mirada tuya que disipe las tinieblas que me envuelven. Soy un superviviente de mil amores naufragados y mi vida zozobra de nuevo ante la galerna que desata en mi seno tu callada . . .
Hogueras
Que hielan
Si hay algo que la Historia ha demostrado es que el destino natural del libro es la hoguera. Nunca sabremos cuántos miles de volúmenes han sido pasto de las llamas, cuánta sabiduría ni cuánta hermosura han servido para calentar a tanto desalmado y tanto fanático que nunca supieron lo que se . . .