Madison.2
El novato
La gente compadece a los locos igual que lo hace con un animal atropellado en la carretera, sin ningún gesto de socorro que nos rescate de nuestro suplicio. No comprenden la diferencia sutil que nos proscribe de una sociedad cuerda, ese plus de irracionalidad que nos revela un mundo diferente del suyo, separados de ellos por unos muros . . .
Madison.1
El hermano
Anoche me volví a escapar. Lo hago a menudo aunque siempre por motivos plenamente justificados que no admiten demora: un circo que está de paso, una luna licantrópica, un presentimiento, un antojo. Hasta ahora, no han conseguido descubrir esa falla en la seguridad que permite mis escapadas, y es que la paranoia que induce . . .
Una vida
la mía, por ejemplo
Sales de la negrura para ser del tiempo,
y en él quedas prisionero de por vida
tus alas de querubín tiemblan con sus aleteos
apresurados por recorrer la vida,
y conoces la mentira
la turbia faz de la huida
y en el surco de la herida
del alma acaso comprendes
que eso que bravo defiendes
no es más que una corta vida
de . . .
Desde que soñé con Berta Ríos
O ella conmigo
Me entristeció enterarme de la muerte de Berta Ríos. Por supuesto, también me preocupó, me había acostado con ella la misma noche en que fue establecida su muerte. Además, todo apuntaba a que la muerte no fue natural y se encontraron indicios inequívocos de que había sido asesinada. La . . .
Siempre París
El refugio de los desesperados
De nuevo en París, paseo sin dejarme afectar por el frío y contemplo una ciudad bulliciosa donde no hay apenas parisinos, emigrantes en estas fechas, y sí mucho turista inmigrante para contemplar una ciudad que no conocían y seguirán sin conocer. Es de esperar que el lunes de nochevieja los visitantes se . . .
El último hotel
la última sonrisa, sin sarcasmo
Vas de hotel en hotel buscando un refugio definitivo, una estancia que te haga evocar un hogar, un plácido remanso de paz que mitigue tus dolencias por los siglos de los siglos. Cada hotel te ofrece una promesa, la más deseada, la que sabes que no será nunca realidad, tampoco irrealidad, no será o no será . . .
Buenos y malos
No como en los westerns
Tendría yo unos cinco o seis años cuando una tarde de verano, en la casita de campo donde vivían mis abuelos y yo pasaba las vacaciones estivales, me dio por apedrear a una perrita sin raza que ellos tenían y por la que yo sentía, no obstante aquel repentino e inesperado arrebato, un gran cariño. Ella . . .
Publicado en: buenosmalosrelativismo moral